¿SABIAS QUE... HOY TU CHICO VOLVIO A JUGAR UN PARTIDO DESPUES DE SU SALIDA DE BARCELONA?

"Hoy tu chico, volvió a entrenar lo que más le gusta en la vida. ⚽🩵🔭 Si bien existe una presión grande por hacer las cosas que hacemos. El amor que sentimos es una recompensa infinita para ser felices. 🩵⚽✈️. Un volante creativo que se forjó bajo el himno de la alegría. 🩵⚽"

Fue lo que escribí hoy al terminar el partido... El primer partido que jugué después de mi salida del Barcelona. Y como me gusta contarles historias de valor, aquí les va una bonita de mi mente deportista para ustedes.

Nuestro viaje comienza hace 2 meses aproximadamente... Un semestre complicado en el club había tenido lugar por algunas circunstancias, bajas, lesiones, inasistencias, falta de liderazgo, malos resultados... Etc.

En el mes de Abril, sufrí uno de los peores (si no el peor) obstáculo que he tenido en toda mi carrera deportiva, una lesión en mi rodilla izquierda, la cual muchos de ustedes vivieron conmigo en el transcurso del año.

Pese a lo invencible que me sentía cuando comencé a jugar en Enero, con la velocidad que tenía, la buena toma de decisiones, el hambre de demostrar que era el mejor creativo de Bogotá, el apoyo de mi familia, mis papás, mi hermanito, mi primo Jonathan en el gimnasio, mi primo Javi, mi tío Jairo, mi tía Gloria, mi mejor amigo para ese entonces David, el respaldo de uno de los mejores técnicos con los que he tenido el placer de jugar, los constantes consejos de mi amigo de la universidad Johan, el apoyo de mis nuevos compañeros de equipo Jonas, Ronald, Kender, Ander, entre otros más... Mi sueño volaba.

Y me sentía el mejor jugador del planeta. Aquel que en una jugada podía cambiar el rumbo del partido en arrayanes. Rápido, ágil, seguro, libre. El volante 10 que siempre soñé ser. Pero está vez con una faceta que nunca había sentido, una faceta de liderazgo cuando el profe confío en mi para por primera vez en mi vida capitanear a un equipo de fútbol. Me sentía invencible. Cómo en un sueño. Como el jugador del United que siempre soñé ser, solo que esta vez en el club que llevaba por nombre el histórico club catalan del que es hincha mi papi, el Barcelona. 

Todo eso impulsado principalmente por mi enfoque. Dormía temprano para lograr ser titular, leía libros, daba todo de mi en el gimnasio y en cada entrenamiento, iba con una sonrisa a cada juego y mi meta era clara: Ser mi mejor versión histórica a punta de sacrificio y mucho amor propio. Y aprender cada día.

Mi paso por el Cali, me hacía sentir que estaba listo, que debía tomar la batuta y el rol de líder si realmente quería ser alguien en mi vida futbolística. No ese niño que se quedaba en la banca todo el partido. No, ese no. Si no el niño que entraba y le daba un nuevo aire al equipo, lanzando córner, centrando, asistiendo y tomando la pelota. ¡Regateando porque vaya! ¡A mí regatear y driblar en velocidad me corre por las venas! Es algo que me hace quien soy. El fútbol alegre, lejos de los patrones de movimiento del Cali. Pisando el balón, haciendo una bicicleta, barriendo para recuperar el balón. Siendo un líder positivo.

Y todo iba bien... Todo. Recibía aprobación del profe y me decía, que estaba a un paso de ganarme la titular. Todo era perfecto...

Hasta ese día contra Santa Fe.

Los mejores 13 minutos de mi vida. Contra un club grande. Uno de los mejores de mi ciudad. En nuestra sede en Cota. Con el resultado en contra. Con un equipo sin alma ni propósito ese primer tiempo... Y el profe me dijo: "Dani, vas al campo apenas inicie el segundo tiempo".

Ese día, no entre como volante. Entre como extremo izquierdo. Pero en un equipo con un aire de derrota... Sentí que Dios me había llevado a ese momento. Debía ser capaz de inspirar a los demás. Contagiarlos. Y lograr la remontada. 

El sol salió cuando arranco el segundo tiempo. Y el profe se la jugó, metió a un extremo, tomas, de lateral por mi banda izquierda. Entendí rápido, debía cerrarme y darle la oportunidad de pasar. Debía ser un 10 versátil, como lo había sido toda mi vida.

Y en la primera jugada, presione a mi lateral rival, recupere el balón, lo enganche y filtre un pase para Daniel, nuestro delantero... El controlo, definió, y fallo. Pero, el ambiente había cambiado. Esa banda no sería fácil de marcar para Santa fe. No más.

Y empecé a pedir el balón, a ser simple, rápido y decisivo. Y... Todo el equipo empezó a empujar. Sentí algo que nunca había sentido en mi vida: "El deseo de gritar". Y empecé a decir en voz alta: "¡Vamos Daniel fuerte!" "¡Dale muchachos encima!"... Ya sabes, un niño que no sabía dónde estaba parado jaja, pero, que sabía el propósito por el qué estaba allí. Darle valentía al equipo. 

Nuestro capitán, al principio del partido había dicho algo como... "Ellos se creen más que nosotros porque se llaman Santa Fe, son las inferiores de un club profesional, ganémosles por agrandados"

Pero, yo no sentía eso. No sentía que fuéramos inferiores, pero tampoco que debíamos ganarles por ese motivo. Para mí, debíamos ganar por nosotros, y aunque no dije nada por respeto en esa charla inicial, yo no compartía ese ideal.

Así que... Yo me sentía, como Dani, en el Barcelona. No como Dani, frente a Santa Fe.

Y, conseguí un tiro de esquina, lo lanzo el equipo, y gol de Daniel, 1-1 se ponía el partido, pero no baje ahí, seguí gritando y pidiendo el balón, empezaron a hacerme faltas, y yo cargaba, rápido me levantaba, y era el primero en llegar al área. No éramos inferiores. Solo éramos valientes. 

Si pierdes algo en la vida, técnicamente es lo peor podría pasar. Nosotros ya íbamos perdiendo 1-0 el primer tiempo. Cuando entre, solo quedaba algo. Tomar la decisión de no perder nuestro valor. Nuestra valentía. Porque cristo estaba conmigo ese día.

Y en ese tiro libre, centraron, quedó el rebote, y gol de Daniel, 2-1 nos poníamos, en 13 minutos de valentía que había tenido en plenitud.

Y... Seguí.

Pero. Recibí el balón, tire dos tacos, el mismo público de Santa Fé coreo un olé por uno de los tacos. Y me sentí... Indescriptible.

Y justo en esa jugada, llegó el lateral por mi banda, y arrastró mi rodilla izquierda hacia atrás.

Caí al suelo. Intenté levantarme. Pero no podía. Cómo nada que hubiera sentido jamás. Todo en 13 minutos había ido del cielo, a la tristeza.

Y estuve aproximadamente 4 meses fuera de todo lo que más amaba: Del fútbol.

Claro, aprendí muchas cosas nuevas, me acerque más a Dios. Comprendí el valor de muchas cosas, y descubrir que no siempre los planes a futuro son lo más importante, si no tu salud y el hacer lo que en el presente podemos controlar.

Recuperarme en este caso. 

Me volví alguien más sensato y equilibrado. Aunque, tenía cierto miedo, de volver a caer en la lesión.

Cuando al fin volví, muchos ya no estaban, pero eso también lo viví un año el Cali, así que ahora lo tome de una manera más responsable. Y sabía que tenía una deuda con el equipo, debía volver a ser quien era hasta donde pudiera.

Me costó. Indudablemente. Pero tuve destellos, esos característicos momentos que he tenido en toda mi carrera, dónde se que puedo ser profesional jugando al fútbol, si solo fuera más constante.

Pero puedo ver el vaso medio lleno o medio vacío, elegí verlo positivamente, porque nada era tan malo, como estar sin jugar de nuevo.

Y di todo de mi, hasta mi último segundo como barcelonista. El club del que mi Papi es hincha. El club que defendí con valentía durante un año.

El último partido, solo lo jugamos 8 chicos. Frente a Bogotá. Sin técnico. Sin cambios. Sin un plan. Solo teníamos nuestro amor propio. Eso que nunca faltó en mi corazón. Y corrí cada pelota, nunca me di por vencido, aunque claramente la diferencia fue muy grande: 12-0. No recuerdo ese día como algo traumático. Porque éramos 8. Frente a un equipo que si tenía técnico, ideas, y compromiso. Nosotros simplemente, teníamos amor propio, pero con eso no alcanzaba a ese nivel.

Finalmente, tome la decisión de salir del Barcelona, cuando no hubo más equipo. Y me sentí... Viejo. Pero al segundo recordé, que tengo 19 años. Y pronto me graduare de la U a los 20. Mi sueño hace 2 años no es jugar en mi país. Porque he visto lo imposible que es. Los hilos que hay que manejar para lograr serlo. Y yo nunca seré recordado como el jugador que vendió sus principios de respeto, dignidad y amor por los demás. Solo por ser lo que más he soñado en mi vida. Un futbolista.

Estuve, 1 mes sin entrenar. Asistiendo al gimnasio únicamente. Y haciendo todo por mis metas de manera aislada, por primera vez en dos años, no veía la cara de un amigo a diario. Pero estaba bien, porque ambos seguíamos luchando de alguna manera por cumplir nuestros sueños.

Yo, lo admiro. Muchísimo. Pero, era tiempo de soltar. De hacer las cosas que realmente me darían los resultados que buscaba.

Ir al gimnasio a las 6am, fue una locura los primeros días. Pero, luego lo empecé a hacer por amor propio. Porque mi primo Jonathan en el gimnasio me hace un mejor atleta, y una mejor persona. Y empecé a desempeñar mis prácticas de 7:30 a 10:00... E hice cosas las últimas semanas que jamás creí hacer, ayer por ejemplo, tome fotos en el colegio, con una cámara. Frente a mucha gente. Fue algo muy creativo y divertido y lo ame. Porque siempre había admirado a Lorena, mi compañera de la universidad que tomo mis fotos para la película que produzco: Dani Towards a Dream. Ahora, yo podía inspirar a todos esos niños y jóvenes en el colegio. Y la vida continuaba. Y mi sueño de ser futbolista, seguía en mi corazón.

El tenis intento entrar por la ventana, pero realmente cuando volví a jugar fútbol en compensar hace 4 semanas, en la que fue mi casa durante 2019 y dónde salí campeón de fútbol 11 como volante #10, no hubieron más dudas para mí. 

Yo amo el fútbol, porque es lo que he hecho con pasión, enfoque, amor propio, y confianza en Cristo durante los últimos 6 años. Y he sido un jugador muy malo algunas veces. Otras veces, he sido algo bueno. Pero, mi pasión por esto, es un fuego que mi corazón siempre canta.

Y cuando estoy en el campo, olvidó todo. Todo lo que amo, en ese momento, es el fútbol. Y no importa si tengo más o menos amigos hoy en día, o si ya no he debutado en el Cali, o si no he campeonato en Barcelona.. nada importa.

Porque esto es mi presente. Ser un jugador de fútbol que sueña con debutar en Old Trafford y en estudiar en Estados Unidos para poder cumplir su sueño de debutar como futbolista profesional un día.

No sé dónde estaré en 5 años. O si realmente lograre estudiar en el extranjero.

Pero mi vida, a través de Cristo, ha inspirado a muchísima gente. Y eso es el valor más grande que yo como persona jamás podré tener. Me da... Gracia. Y no la merezco. Pero así de lindo es confiar tu vida a Dios.

Hoy, tu volante creativo favorito, aquel que ha superado miles de pruebas y sigue soñando con ser futbolista, volvió a jugar un partido. Y se sintió increíble. Feliz. Libre. Alegre. Experimentado. Y tengo solo, 19 años jsjs. Aún soy un sub 20 y hace dos años jugué mi último torneo sub 20 nacional.

Muchos sueñan, pero pocos hacen cosas para cumplir sus sueños. Hoy, sigo siendo del segundo grupo de personas. Y mañana, seguiré siendo ese futbolista enamorado de su sueño. Y ese estudiante de 9no semestre. Y ese niño que profundamente amo.

La alegría nunca es mucha, cuando hacemos algo que amamos y subir de categoría es algo que siempre podemos hacer. 

Muchos héroes nunca son mencionados, pero mi héroe favorito fue la persona que me enamoró del fútbol. Y ella me ve desde el cielo hoy en día. Esto que escribí hoy, es dedicado a mi prima. A Jennifer. A esa niña que me enseñó a hacer pases largos. A ser capaz de hacer algo. A ser feliz. A ser alegre. A ser libre. Y hoy mi éxito de seguir jugando y ser promovido al siguiente nivel, va para ella. Y va para todos los que nunca se ven aquí. Todos los que me alientan. Mi papi grabándome, mi mami llevándome en su moto. Mi Nico apoyándome. Mi primo en Canadá alentándome. Mis amigos del colegio, de la universidad, del Cali, de real compensar, de Barcelona, de la Fede. Todos los que están hoy conmigo. En mi corazón. Y todos los que ya no están. Any, Daniela. Juan. A todos de corazón, y desde mi niño deportista les quiero decir hoy:

Que el sueño continuará. Porque mientras mis piernas den esos recortes y aceleración de hoy en el partido. Y mi corazón lata por esto. Dani no se rendirá y buscará día a día ser ese futbolista del club que ama. Del Manchester United 🔴⚫ y de la selección Colombiana 🇨🇴.

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